Junio no irrumpe, se desliza.
Es ese momento entre lo que ya fue y lo que todavía no ha llegado.
Un compás de espera, un tiempo sin nombre.
Es un respiro entre actos, una pausa entre dos movimientos principales.
Ni comienzo ni final. Solo espacio. Ritmo. Transición.
Entre pausas y prisas inesperadas.
Junio es el inter(ludio) del año: ni rutina ni descanso.
Es ese hueco entre la última página del curso y la arena que aún no hemos pisado.
En junio se flota o se acelera.
Se piensa en lo que vendrá mientras se deja caer lo que ya pesa.
Es un intervalo con olor a protector solar y patio en silencio. Primeros chapuzones, boletines de notas y proyectos para retomar en septiembre o para acabar antes de agosto.
Es mirar el calendario como si fuera un mapa.
Y quedarse justo ahí, en el mientras tanto.
Me encanta, Eva.
Me gustaría vivirlo así. Me has hecho pensar que realmente es cuestión de perspectiva. A mí junio me arrolla.
Hace tiempo me dijeron que el mes de junio es un mes importante en mi vida. Pasan muchas cosas relevantes este mes. Pero a mí me abruma.. Todo este montón de deadlines, de compromisos, de festivales... Creo que mi cuerpo va pidiendo saltarme el interludio e ir directamente a las vacaciones.
Poco a poco.
Me ha gustado mucho. Mucha paz en esas letras.