Abril se compone de pausas y acelerones, de sol y nubes, de luces y sombras. Abril es un paréntesis entre lo que fue y lo que está por venir. Una pausa extraña entre días festivos que rompen la rutina. Y rutinas que, a días, se desdibujan.
Es el mes de la Pascua, de tradiciones de lágrimas entre pasos históricos y la magia de un conejo que deja chocolate en jardines encantados.
Abril es sol y lluvia en la misma tarde. Es viento que arrastra nubes y calma chicha que huele a verano. Es el aviso de que los días se alargan y las noches se acortan, que el reloj ha cambiado y, a pesar de habernos robado una hora, nos alegramos del regalo de tener más luz y alargar atardeceres paseando.
Es un paréntesis a (des)tiempo. Ni aquí ni allí, pero inevitable. Un anticipo, un ensayo general de lo que está por llegar.
Abril se abre y se cierra sin darnos cuenta. Con un verano que asoma en el horizonte, a pesar de que aún quede un mes de primavera que pasa casi sin enterarnos.
Qué bonito, Eva.
Abril es un anticipo. A veces un quiero y no puedo. Un sol que no quema y un viento que puede arruinar un día de playa.
Disfruta mucho de este mes.
Un abrazo.